Jorge Oteiza: Espacios vacíos y volumen
28/05/2015 Novartia Subastas
Jorge Oteiza Enbil es un escultor español, conocido como uno de los máximos exponentes de la Escuela Vasca de Escultura. Inició su actividad artística en los años 20 y se hizo perceptible a partir de los años cincuenta hasta nuestros días, ejecutando esculturas de corrientes expresionistas o primitivistas.
Nacido en una familia con negocios prósperos de hostelería, era un niño introvertido que en concordancia con su crecimiento, modificó su actitud y se mostraba más extrovertido y sociable, cultivando amistad con artistas y músicos.
A mediados de 1927 se fue a Madrid para estudiar arquitectura, pero por circunstancias ajenas a él, se inscribió para cursar medicina, carrera a la que renunció al tercer año, viéndose influenciado por la bioquímica que definió finalmente en “biología del espacio”, impulso que lo llevó a interesarse en las esculturas y así se inscribió en la escuela de Artes y Oficios.
Sus primeras esculturas, figurativas, se vieron fuertemente influenciadas por artistas como Jacob Epstein, Alberto Sánchez y, sobre todo, Pablo Picasso. Integrado al arte en los años treinta, en la vida artística de San Sebastián, tuvo varias exposiciones y concursos, que le valieron el galardón del primer premio en el IX Concurso de Artistas Noveles Guipuzcoanos, con una escultura titulada: “Adán y Eva, TgS=A/B (tangente S igual a A partido por B)”.
Durante el año 1935 viajó a Suramérica y permaneció en la región al menos 15 años, donde visitó inicialmente Argentina y Chile, y en los años posteriores Colombia y Perú. En esta larga travesía, se convirtió en profesor e impartió conocimientos en la Escuela Nacional de Cerámica de Buenos Aires.
Brindó apoyo en la creación del teatro político experimental de Santiago de Chile e infundió movimientos de vanguardia como el cubismo y el constructivismo. El artista no desaprovecho la oportunidad y estudió con fervor la estatuaria megalítica de las culturas amerindias, llevándolo a conocer su estadía, a Itziar Carreño, con quien contrajo nupcias en 1938.
Las influencias de Henry Moore sobre espacios vacíos y volumen comenzaron a aparecer junto al primitivismo de su primera época, e introdujo el hueco en las figuras. Volvió a su país y las corrientes del arte no eran las mismas, se habían atenuado. Oteiza decidió luchar por el regreso de lo que fue el arte durante la república, pero fue en vano.
En 1950 se encarga de las esculturas para la Basílica de Arantzazu (Oñati, Gipuzkoa), realizadas en piedra y metal donde experimentó con la desocupación de la esfera, apertura de poliedros, construcciones vacías, Cajas vacías, etc.
Estando en su período artístico más fructífero, abandonó la figuración y los premios llovieron sobre él. En 1957 le otorgaron el primer premio de escultura de la Bienal de São Paulo, en Brasil, con la serie Propósito experimental.
Entre 1972 y 1974, desarrolla su Laboratorio de Tizas y completa series que decidió dejar inconclusas al dejar de lado la escultura. En 1988 la Fundación La Caixa y el Museo de Bellas Artes de Bilbao hicieron una exposición donde se mostraron maquetas y obras en papel, cartón, aluminio y tiza. Ese mismo año, recibió el premio Príncipe de Asturias de las Artes.
El 9 de abril de 2003 fallece a las 7.15 hrs. de un paro cardiorrespiratorio en la Policlínica de Guipúzcoa, en San Sebastián. Y el 8 de mayo se inaugura el Museo Oteiza en su honor.